Construir una ecología razonable y justa

El cambio climático y sus consecuencias ya no pueden ser obviados. Ensombrecen el futuro de nuestro planeta y ponen en entredicho la supervivencia de la humanidad. Para lidiar con ese fenómeno inapelable, hay que cambiar nuestras prácticas y nuestro modelo de vida. Sin embargo, las soluciones son numerosas y, a expensas de lo que pregonan los pájaros de mal agüero, es posible conciliar la protección del planeta con una vida humana libre. Así se plantea una pregunta : ¿Cómo podemos construir una ecología razonable y atractiva ?

Una ecología razonable y atractiva pasa por cambiar nuestra manera de vivir. Así, el coche eléctrico se impone como el medio de transporte del futuro al igual que la bicicleta. La clasificación de residuos es también un punto clave para permitir el reprocesamiento. No obstante, transformaciones tan profundas no pueden ser desempeñadas de la noche a la mañana. Ante todo, hay que acometer la construcción de nuevas infraestructuras, ayudar a los hogares menos desahogados y concienciar sobre el tema. Así, construir un mundo ecológico necesita una hoja de ruta clara y no debe ser realizado a ciegas, dado que la meta es mejorar la vida de la población, no constreñir la

Asimismo la ecología no debe significar parar toda la actividad económica, prohibir el consumo de carne o los viajes en avión. Eso condenaría el país a la quiebra y reduciría la felicidad. Por ende, es imprescindible tratar de amoldar los objetivos climáticos con la economía y por eso hay que incentivar nuevos hábitos a la gente y a las empresas para que reduzcamos nuestra huella ecológica sin perder nuestras libertades. El debate ha tomado tintes políticos en los últimos años con discursos y acciones extremistas en el mundo entero, pero opino que la ecología es más bien una pregunta de sentido común que una pugna ideológica. Paradójicamente, a mi juicio, si la gente o las empresas no hacen ningún esfuerzo, habrá que atacar el problema de raíz y sancionar las.

Para concluir, construir una ecología razonable y atractiva no es un espejismo sino un desafío mundial que se convertirá en una baza. La altura del reto necesita ecuanimidad y diálogos entre los actores y tan pronto como tengamos una senda definida, desempeñaremos esta ambición.

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