Don Quijote

Mientras se alejaba de la posada, Don Quijote decidió regresar a casa para reunir dinero y provisiones, y buscar un escudero. De repente, oyó gemidos provenientes del bosque cercano, y al seguir el sonido, descubrió a un muchacho de quince años siendo azotado por un granjero corpulento. Se acercó de inmediato y retó al granjero a duelo. El granjero le explicó que el muchacho era un pastor a su servicio y que estaba siendo castigado por su descuido. Don Quijote exigió que el granjero le pagara todo el salario adeudado, bajo pena de muerte; el granjero prometió pagarle más tarde. En ese momento, el muchacho objetó que en cuanto Quijote desapareciera de la vista, el granjero lo golpearía con más fuerza que nunca, pero Quijote le aseguró que cumpliría su juramento.

En cuanto Don Quijote se alejó, el granjero ató al muchacho al árbol y lo golpeó con más brutalidad que antes. Mientras tanto, Don Quijote cabalga alegre y satisfecho de sí mismo. Se encuentra con un grupo de mercaderes, a quienes toma por caballeros andantes, y decide actuar como lo haría un caballero de uno de sus libros. Alza su lanza y exige que reconozcan que Dulcinea es la dama más hermosa del mundo. Los mercaderes, confundidos, piden ver a esta Dulcinea, pero Quijote insiste en que deben reconocer su belleza desde lejos. El mercader bromea que incluso si la dama fuera deforme y de aspecto extraño, admitiría lo que Quijote desea solo para complacerlo, pero la broma enfurece tanto a Quijote que arremete contra el hombre. Pero Rocinante tropieza y arroja a Quijote, y uno de los viajeros lo golpea brutalmente. Los viajeros dejan al caballero maltratado tendido indefenso en el suelo.

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