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REVISIÓN DE TEXTO

Querida desconocida, 

Se que nunca recibirás esta carta, puesto que si la tuya me ha llegado será porque has fallecido. 

Cuando me entregaron la carta, pensé en dejarla, guardarla en un cajón y no leerla pero me entró la curiosidad por saber lo que ponía y sobre todo por saber de quién era. 

Al acabar de leer la carta todos aquellos momentos mencionados, los volví a recordar, uno a uno, desde que eras pequeña hasta la última vez que nos vimos. 

Volví a recordar a aquella niña pequeña en las escaleras de nuestro edificio, en el centro de la ciudad. Cada vez que llegaba allí, ahí estabas tú en las escaleras jugando con tus muñecos. 

El día que tú y tu familia os fuisteis a otra ciudad por que tu madre había encontrado marido en un lugar muy lejano, el día que desaparecisteis de aquel edificio,  sentí un vacio, llegar al edificio y no verte, no ver a esa niña feliz jugando con sus muñecas en las escaleras, no era lo mismo, no sentía esa alegría al ver que no estabas. 

Volviste. Te vi, te reconocí y te reconocería mil veces más. Aquella niña de trece años ya convertida en adulta, esa dulce y sonriente niña convertida en una hermosa adulta.Recuerdo verte vestida con un vestido azul precioso, ya que recuerdo que el color azul siempre fue tu favorito, unos zapatos de tacon finos y tu larga y oscura melena la cual siempre llevabas trenzada de pequeña. 

Cuando te vi algo se removio dentro de mi, sentí unas mariposas en mi interior, esa sensación que tienes al reconocer a alguien que aprecias y que te hacía feliz,  pero preferí no decir nada, por si tu no me reconocias. Por el miedo a que te hubieses olvidado de mi. Quizás con el paso de los años habrías borrado de tu memoria a aquel vecino amante de la literatura. 

Cuando te volví a ver en aquel bar pense que podía ser mi oportunidad para estar contigo, no hablamos, y después de pasar toda la noche contigo en aquel hotel preferí esperar por si había proxima vez, por si volvíamos a encontrarnos  y simplemente deje que te fueras con una rosa.

Tras varias citas en las que me hablabas de tu infancia, cosa que yo recordaba a la perfección, me contaste tus planes de futuro como modista, soñabas con formar una familia y poder casarte en aquel pueblo donde nos conocimos. Pero un día, debido a mi trabajo tuve que abandonar Viena y recuerdo como me diste una dirección para enviarte cartas de vez en cuando y así mantener el contacto. Lo que no sabes es que esa dirección la perdí, intenté recordarla pero me fue imposible. Así que aunque no lo parezca, te escribí mil cartas, algunas las envíe a nuestro antiguo edificio sin respuesta alguna, y otras las tengo guardadas, pensando que algún día podría dartelas. 

Jamás llegue a pensar en formar una familia, ya que con mi trabajo tendría que viajar mucho y eso supondría pasar poco tiempo en casa. Si lo hubiera sabido hubiera sido el primero en ir a buscarte, jamás podría dejarte sola, no a ti, a la persona que más he querido y de la que llevo tanto tiempo enamorado. 

Habré estado con mujeres más guapas, más altas, pero ninguna como tú, ninguna tenía esa sonrisa, esa cara que no me podía quitar de la cabeza. 

Ese niño que murió, ese niño era mi hijo. Hoy seguiria vivo si tu carta se hubiera enviado antes, yo estaría en el hospital, cuidando de ti y sobre todo de él. Hubiera pagado todos los médicos o a todos los médicos del mundo para que pudieran salvarle la vida y así poder vivirla junto a él. Y así no tener que escribir esto y haber podido estar juntos y poder conocerle. 

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