Paulo III
Analyse sectorielle : Paulo III. Recherche parmi 300 000+ dissertationsPar marineitorrrr • 5 Mars 2015 • Analyse sectorielle • 907 Mots (4 Pages) • 683 Vues
Desde 1518, los protestantes alemanes reclamaban la convocatoria de un concilio alemán, y el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico intentaba cerrar las diferencias entre católicos y reformistas para hacer frente a la amenaza turca. En la Dieta de Worms (1521) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: Martín Lutero (a quien Carlos V permitió que fuera convocado a dicha Dieta) acusó a Roma de ejercer la tiranía, y el Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica, incluso con las armas. En las Dietas posteriores, los príncipes alemanes, tanto protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.
En vista de la situación hubo grandes presiones del emperador sobre el papa Clemente VII para que lo convocara, a lo que éste se resistía. Al cabo de un tiempo, en 1529, Clemente VII se comprometió a ello, pero la oposición del legado papal en la Dieta de Augsburgo de 1530 retrasó de nuevo el proyecto. Sin embargo, el principal responsable de que no se llegara a convocar fue la férrea oposición del rey Francisco I de Francia, ya que para que el concilio tuviese éxito era necesaria la aprobación de la mayoría de los monarcas.
Desde antes de esta crisis extrema, la iglesia había intentado mejorar. Se pueden mencionar a los cardenales Francisco Jiménez de Cisneros y Pedro González de Mejía o al arzobispo de Granada Hernando de Talavera, que en el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos en España se dedicaron a mejorar la moral de la institución, nombrando obispos de grandes cualidades y fundando establecimientos educativos. En Italia, se había creado una asociación de seglares piadosos y clérigos, llamada el Oratorio del Amor Divino, que inició sus actividades secretas en 1517, sobre la base del amor al prójimo. Estos intentos, sin embargo, no bastaban. En Alemania se destacó la labor del obispo Nicolás de Cusa.
Fue Paulo III, que había vivido las luchas en Italia, quien asumió el compromiso de unificar a los católicos, logrando la reunión de un Concilio, después de que varios Papas lo hubieran intentado sin éxito. Al principio fue admirador del humanista cristiano Erasmo de Rotterdam y vio factible una posible reconciliación con los protestantes, pero luego acabó desechando esa posibilidad.
Convocatoria[editar]
Paulo III intentó reunir el concilio primero en Mantua, en 1537, y luego en Vicenza, en 1538, al mismo tiempo que negociaba en Niza una paz entre Carlos V y Francisco I. Tras diversos retrasos, convocó en Trento (Italia) un Concilio General de la Iglesia el 13 de diciembre de 1545, que trazó los alineamientos de las reformas católicas (luego conocidas como Contrarreforma). Se contó con la presencia de veinticinco obispos y cinco superiores generales de Órdenes Religiosas. Las reuniones, que sumaron en total 25, con suspensiones esporádicas, se prolongaron hasta el 4 de diciembre de 1563.
El espíritu e idea del concilio fue plasmada por la gestión de los jesuitas Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Francisco Torres. La filosofía le fue inspirada por Cardillo de Villalpando y las normas prácticas, sobre sanciones de conductas, tuvieron como exponente principal al obispo de Granada, Pedro Guerrero.
En este concilio, que culminó bajo el mandato del Papa Pío IV, se decidió
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