Espaces de relation enfants-parents en soins d'urgence (document en espagnol)
Mémoire : Espaces de relation enfants-parents en soins d'urgence (document en espagnol). Recherche parmi 300 000+ dissertationsPar jlezana • 14 Mars 2013 • 6 497 Mots (26 Pages) • 1 230 Vues
Espacios de relación hijos-padres en el ámbito de la protección a la infancia
Elementos para la reflexión técnica: criterios desde la psicología evolutiva. De cero a seis años
Carme Jara Chiquito
Psicóloga clínica y terapeuta familiar
Técnica referente de un equipo funcional de infancia de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia
En este artículo haré referencia a un sector de la pequeña infancia que se encuentra en una situación de posible desprotección y que, por su gravedad, la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia ha tomado la medida de separarlos cautelarmente y temporalmente de su familia. En estos casos, se dispone atenderlos en un centro de acogida o bien en una familia de urgencia y diagnóstico.
Un centro de acogida es un servicio residencial de estancia limitada y transitoria, que tiene por objeto observar y diagnosticar la situación o el riesgo de desamparo de niños y niñas respecto a sus familiares, para elaborar la propuesta de medida de protección correspondiente cuando es imposible o inconveniente hacer el estudio en el entorno donde viven.
Una acogida de urgencia y diagnóstico permite que el niño viva con una familia con la cual no tiene ningún vínculo de consanguinidad o afinidad mientras se hace el estudio sobre las circunstancias que han aconsejado separarlo de la familia de origen. Es un tipo de acogida dirigida a niños de hasta seis años. La duración de la acogida será el tiempo necesario para llevar a cabo el estudio de la situación del niño y de la familia de origen.
Mientras está atendido en estos recursos, un equipo técnico especializado inicia el estudio de su situación personal y familiar, que tiene que permitir llegar, en un tiempo máximo de 6 meses, a una propuesta de regreso a la familia o bien a otras medidas administrativas de protección que procedan.
Durante la elaboración del diagnóstico de la situación personal y social de los niños, las visitas con sus familiares son un espacio privilegiado y nuclear de la intervención. Los autores más importantes de la psicología evolutiva han confirmado la importancia crucial de los afectos y las relaciones con los otros en el desarrollo y el aprendizaje durante la primera infancia. En este sentido, los vínculos afectivos son la base del desarrollo del niño, hasta tal punto que son un predictor del desarrollo de la personalidad y futuras competencias de la persona.
En los últimos años, la praxis profesional ha trasladado el foco de la intervención al empoderamiento de la familia y al respeto por sus vínculos afectivos primarios, y también al trabajo complejo que hay que desarrollar para llegar a conseguirlo, sobrepasando modelos más antiguos de trabajo que privilegiaban la sustitución de las funciones familiares, sin tener en cuenta las interacciones que conforman el sistema complejo en que se interviene.
En el ámbito de la protección de la infancia, la evolución de las relaciones hijos-padres es un indicador fundamental de las posibilidades de regreso del niño a su núcleo familiar. Esto pone de relieve la necesidad de dar a este espacio relacional la importancia crucial que tiene para poder hacer una buena observación de la interacción hijos-padres y co-participar en una dinámica de mejora de las competencias y habilidades parentales.
En los casos en que se trabaja con la hipótesis de regreso y también en aquellos casos en los cuales se desconoce la situación familiar, hay que tener la posición de partida de trabajar por la intensificación de estos vínculos afectivos, que presupondremos que tienen mucho valor para el niño.
El objetivo de este artículo es hacer un análisis de la importancia que tiene la relación entre el niño o niña y su familia durante este estudio, con objeto de impulsar intervenciones de buenas prácticas desde la motivación de una experiencia profesional de más de 20 años en este campo, así como hacer debates multidisciplinarios compartidos con los diferentes profesionales con los cuales conformamos la red de protección a la infancia.
Se proponen los criterios, las recomendaciones generales y los recursos profesionales que favorecen los vínculos familiares del niño en situación de estudio para planificar intervenciones que puedan dar mejor respuesta a corto, medio y largo plazo.
Se tendrá que considerar incluidos en la definición de vínculos afectivos no sólo los primarios con la madre y el padre, primordiales, sino también los otros vínculos que pueda haber para el niño como hermanos, abuelos, etc., o personas que no siendo parientes son figuras significativas en su vida.
Finalmente, tendrían que ser objeto de otro trabajo los casos en que la problemática grave presupuesta o detectada hace recomendable la restricción o incluso la suspensión de la relación hijos-padres, y la investigación de otras alternativas de vida para los niños.
La formación del vínculo afectivo
Para favorecer el debate en torno a unas buenas prácticas en los regímenes de relación en la pequeña infancia, a continuación se facilita un resumen de los conceptos básicos de vinculación afectiva y los tipos disfuncionales más estudiados.
Bowlby (1998) estableció que el attachment o apego es el vínculo primario específico y especial que se forma entre la madre y el niño o la persona que hace la función de atención primaria del bebé. Este vínculo afectivo, si se desarrolla dentro de un contexto estable y perdura en el tiempo, ofrecerá los elementos necesarios para desarrollar sentimientos de seguridad y afecto positivos que se manifestarán en todas las relaciones que el niño mantenga a lo largo de su vida.
El ser humano es un ser para la vinculación, que sólo se desarrolla adecuadamente cuando establece vínculos afectivos con los otros. Si no resuelve bien esta necesidad básica estará condenado a diferentes sufrimientos psicológicos y será más vulnerable, no sólo desde el punto de vista social, sino también biológico.
Barudy (1998) enfatiza que las últimas investigaciones neurológicas demuestran que hay un periodo crítico para la formación de las redes cerebrales del córtex prefrontal, que se sitúa entre los 10 y los 18 meses de vida, que permiten relacionar las respuestas emocionales en zonas superiores del cerebro para poder combinar pensamientos, proyectos y lenguaje con los sentimientos, y poder llegar a desarrollar un equilibrio sano
...