Un día de octubre
Chronologie : Un día de octubre. Recherche parmi 300 000+ dissertationsPar soft • 7 Octobre 2016 • Chronologie • 394 Mots (2 Pages) • 924 Vues
Un día de octubre
Una oscura noche de octubre, me encontraba sola en la casa de mis papas en el campo, cuando sentí pasos y ruidos extraños provenientes del primer piso. Los ruidos eran como si alguien estuviese martillando una piedra. Aunque estaba muerta de miedo encendí las luces y pregunte quien era, nadie contestó. La casa de mis papas era muy grande y me arme de valor para ver qué pasaba, baje las escaleras cuidadosamente mirando para todos lados, no había nada y los ruidos habían cesado, pensé que eran los gatos.
Subí a mi pieza, y a los 10 minutos comenzaron nuevamente los ruidos, como si alguien estuviera golpeando una piedra. Estaba aterrada, esta vez estaba segura de que no eran ruidos de gatos. Cerré la puerta de mi pieza me quede quieta esperando a que llegaran mis papas. Estuve así alrededor de 2 horas, aterrada, hasta que llegaron mis papas. Entonces corrí hacia ellos y les conté lo que había pasado. Los 2 se miraron a los ojos y me dijeron “Tenemos que hablar contigo”.
Entonces mi mama me conto: “Hace 10 años atrás habían unos trabajadores haciendo la chimenea de la casa, uno de ellos era un joven de 20 años, le decíamos Perico, él estaba a cargo de tallar la piedra que iba a revestir la chimenea. Pero un día de octubre, Perico no llegó a la hora que acostumbraba, él siempre era muy responsable, pero no le di mayor importancia, pensé que estaba enfermo. Ese mismo día en la tarde, fui a la bodega a dejar unas cajas, cuando entré, vi al perico y lo saludé. Como él no me contestó, me di vuelta, lo miré y me di cuenta que estaba a unos 10 centímetros del suelo, miré hacia arriba y vi que colgaba de una soga. Horrorizada salí corriendo a pedir ayuda. Tu papa y unos trabajadores llegaron en mi auxilio, entraron a la bodega y vieron que Perico estaba muerto y que había dejado una carta donde me pedía disculpas por no terminar la chimenea, pero que su pena de amor ya no lo dejaba vivir más”.
Desde ese día durante muchos años, en los meses de octubre, se escucharon pasos y golpes de cincel como si alguien estuviera esculpiendo piedra, desde ese entonces octubre ya no era un mes cualquiera: era el mes que Perico nos visitaba.
FIN
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