Le Hipstel

Era en un albergue juvenil nombrado The Hipstel, que puede acoger hasta 80 clientes. Trabajaba en la recepción. Este albergue juvenil tiene la particularidad de trabajar principalmente con cursillistas: en efecto, éramos 13 cursillistas o voluntarios bajo la responsabilidad de Juan Vazquez, mi tutor.

Mi trabajo se descomponía en diferentes tareas: asegurar la recepción, acoger a los clientes, informarles, administrar los conflictos, llamar a los comerciantes para hacernos entregar las abastecimientos las que el hostal necesitaba, particularmente para el desayuno … Tenía diferentes horarias: o 7h30-15h30, o 15h30-23h30 o bien 23h30-7h30. Durante primera semana, presté asistencia a una de mis colegas a la recepción con el fin de ser formada. Al cabo de cinco días, ocupé mi primer servicio solo. Durante los diferentes servicios, las tareas que hay que efectuar varían: check-in, check eliminado, administrar el desayuno, hacer la lista de las camas desocupadas..

Teníamos a nuestra disposición un ordenador, sobre el cual estuvo instalado el software HotelMini, el cual utilizábamos para casi todo: los check in, los check out, el seguimiento de los clientes, conocer el precio de los cámaras… También disponíamos de prospecto con el fin de promover nuestros diferentes servicios, como el Pub Crawl o el autobús turístico.

Cuando me ocupaba del servicio de mañana, me gustaba acoger a los clientes, que entraban en los cámaras después de las 14 horas. Debía entrar sus informaciones personales al software que utilizábamos, presentarles el hostal, responder a sus cuestiones, particularmente sobre la ciudad… Es la proximidad con los clientes de diferentes orígenes que me gustó.

Por otra parte, en el momento de mi primera semana, me ocupaba sólo de quitar el desayuno, lo que no me gustaba. Pero era justo el tiempo de formarme a la recepción.

Cuando llegué, he sido albergada en el albergue juvenil, en un cámara con mis dos colegas femenino. Cuanto más se acercaba el período estival, más el hostal reclutaba de mano de obra, y muy rápidamente nos somos totalmente encontrados en un cámara del hostal: éramos trece que duermen en un cámara normalmente previsto para 8. A pesar de los disgustos que esto puede contratar (falta de intimidad, ser despertado cuando un colega se levanta para ir a trabajar, colega que roncan). Pero éramos 13 personas que venían de horizonte diferentes, eran solidarias y sacamos provecho de esta experiencia, que finalmente tuvo de muy buenos apreciados, porque nos acercó nosotros todos.

Me adapté muy rápidamente, porque había un ambiente muy buen entre colega y nuestro gerente estaba muy en la escucha, y nos consideraba como amigos. Pues fuimos mucho implicados.

Finalmente, el hostal decidió arrendar un apartamento para todo el equipo de cursillistas.

Me enteré mucho sobre las relaciones entre personas, y también sobre las diferentes culturas: los clientes del albergue juvenil venían de todo país y fueron encantados de compartir su cultura con nosotros. Por otro lado, mi nivel de lengua progresó mucho: hablo más fácilmente, aprendí del vocabulario, mi reflexión sobre las palabras que hay que utilizar es menos larga. Desgraciadamente, aunque estando en España, hablé todo el tiempo Inglés, y no español, porque la mayoría de los clientes que venían hablaban inglés, y Juan era

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