La Conversión De Recaredo
Rapports de Stage : La Conversión De Recaredo. Recherche parmi 300 000+ dissertationsPar Aplexou • 6 Mai 2013 • 1 434 Mots (6 Pages) • 1 168 Vues
Contexto histórico:
En 586, Recaredo sucede a su padre Leovigildo, que era arriano. En ese periodo, los distintos pueblos (godos, francos, etc.) buscan alianzas estratégicas en medio de guerras incesantes. Periodo gótico. Esta pintura representa el momento en que el rey visigodo Recaredo abjura del arrianismo, hasta
entonces la religión oficial de su reino, en presencia de su esposa, la reina Badda y del arzobispo Leandro, a la izquierda, coronado por el nimbo de la santidad.
Localización temporal:
Poco después del fallecimiento del padre de Recaredo, el rey Leovigildo: en la base de la plataforma que parece de bronce dorado, se lee una inscripción que hace referencia al lugar, la basílica de Santa Leocadia de Toledo, y la fecha de la ceremonia, el 8 de mayo del 589
Localización espacial:
La basílica de Santa Leocadia de Toledo
Identifica, en la medida de lo posible, a los personajes que aparecen. Breve comentario, si necesario.
Muñoz Degrain dejó testimonio de una carta de sus preocupaciones arqueológicas y representativas. Explica la colocación de algunos nobles, en primer término a la derecha, que presentan al rey "las ofrendas del oro, la mirra y el agua que purifica y redime"; advierte que "detrás del trono presencian el
acto, desde una galería, damas y caballeros de la corte. Justifica, asimismo, la licencia histórica de haber colocado a San Leandro en lugar preferente pues "aunque ocupaba el tercer lugar después del Metropolitano de Mérida ... fue el alma del Concilio y tomó parte principalísima en la conversión de
Recaredo". El rey, junto a su esposa Badda y en presencia de San Leandro, obispo de Sevilla, coronado por el nimbo de su santidad, abdicó públicamente del arrianismo, religión oficial hasta el momento. El monarca aparece vestido con una túnica de raso de color rojo y coronado con una diadema
rematada con una cruz, colocando su mano derecha sobre un libro que sostiene un eclesiástico arrodillado, abjurando con su gesto de la doctrina de Arrio al tiempo que acepta el catolicismo elevando su mirada al cielo, al igual que su esposa Badda quien también acata el juramento. El fondo se cierra
con un gran cortinaje y una tribuna, ocupada por hombres y mujeres expectantes ante el suceso.
Cualidades estéticas
Oleo sobre lienzo.
Desde un punto de vista formal, es una obra extraordinariamente audaz en cuanto a su ejecución, aunque responde a la delirante imaginación artística que es habitual en la etapa de madurez del pintor valenciano. Para darle verosimilitud a la obra el pintor ha colocado la corona votiva de Recesvinto,
en la izquierda, ha empleado varias referencias bizantinas (Cristo Pantocrátor). Ha estudiado los mosaicos de Ravena para dar mayo contexto histórico. Las figuras son de mayor tamaño que el natural, modelando sus trajes con una materia pictórica, ancha y pastosa, de estridentes reflejos de clara
influencia veneciana, mostrando su habilidad especial en los brillos metálicos de los adornos. También destacan los atrevidos efectos de luz, contrastado el fondo y el primer plano, así como los cartinajes recortados a contra luz entre la claridad de la nave del templo. Resalta el contraste entre las
trabajadas figuras principales, frente al abocetamiento de los personajes en la penumbra. Los elementos arqueológicos no sólo son impropios y anacrónicos, sino que, utilizados con tal desmesura acumulativa, terminan por generar un agobio sensorial, inusitado dentro del género, pero profundamente
presente en las corrientes del final del siglo más avanzadas.
Creación personal: redacta, a modo de ficción literaria, una pequeña historia que ambiente el cuadro
Habían llegado muy numerosos para asistir a la ceremonia. Era un verdadero acontecimiento que damas y caballeros no hubieran querido perderse por nada en el mundo. El acto tenía una importancia capital para todos: el rey, aquel monarca que por vez primera heredaba el título de su padre, iba a
jurar su fe por la religión que su padre Leovigildo había combatido: la de Cristo Redentor, el Cristianismo.
Dama Beltraneja, vestida de sus ropas más suntuosas, con su tocado de perlas y sus collares de oro, se había levantado muy temprano para tener tiempo de prepararse para la ceremonia. Su rango de Dama de la Corte la colocaba en la lista de los invitados que podían acercarse al coro de la basílica,
pero ella sabía que Toledo, la rebosante ciudad castellana, en esta primavera de año 587, iba a acudir al templo para presenciar
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